viernes, 28 de mayo de 2010

Que hagan un poco suyo mi corazón.

Cambié unas cuantas cervezas por una puesta semiapunto de la pila de apuntes que llevaban días a la espera de ser leídos. Las nubes y su lluvia fueron el detonante de mi decisión, y acompañada de la luz de la luna y un común programa de televisión me sumergí en el mundo de colores que ponían título a las diferentes características del mundo griego. Compartía mi camino la tranquilidad de la perfección, idílica tal vez, pero tan anhelada a la vez... Me adentré en el mundo de lo antiguo y tomé la decisión de aprovechar el día, darme un respiro a mi misma y dedicarle mi tiempo al mundo romano, siguiendo las rectas de lo idílico, nuevo, inquietante, que empezó a rozar los límites de la preocupación, pero me plantee no darle importancia a un insignificante gesto tan repetido por mi muchos de los días... el tiempo una vez más decidió no detenerse. No es sencillo plasmar con palabras sentimientos. No es fácil escribir nuevas sensaciones, no es sencillo...
Quiero llenar mi cabeza con buenos pensamientos. Quiero no rozar la intranquilidad. Tampoco será sencillo. Pero esperemos que el tiempo se convierta en aliado, que la escultura, arquitectura y demás muestras artísticas se conviertan en soportables compañeras de viaje. Que absorvan mi mente, que hagan un poco suyo mi corazón.







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