jueves, 10 de junio de 2010

Las tardes de verano...

...están para absorver uno a uno los rayos de sol, sin desperdiciar ni uno solo de sus grados. Esos que calientan la piel de los cuerpos. Cuerpos sumergidos en el mundo que dirigen sus cabezas, y surcan las calles de un lado a otro en todas direcciones. Unos pensarán, otros ni si quiera saben lo que es, y los del otro lado del parque escuchan música que les transporta a paraísos anhelados. Mientras tanto el reloj seguirá marcando los segundos como un mecanismo aprendido desde el primer día hasta el ultimo. Pura rutina, monotonía, saturación y axfisia en los momentos en los que nada más existe. El agobio se hace constante y el pensamiento huye buscando recuerdos que provocaban felicidad, ingenuidad. Y ya nada es lo mismo que fue, ni será. Dejaremos momentos olvidados formando parte del pasado fugaz e inestable. Cambiante. Delicado. Puede llegar el dolor. Pero las tardes de verano continuarán su recorrido. Con sol o nubes. Pero seguirán siendo tardes de verano al fin y al cabo.

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