martes, 7 de septiembre de 2010

Estabilidad.

Cambié el ruido del caos urbano, los días de agobios, malas caras, desgana y el largo etc de peros que ponían zancadillas al día a día, por la paz del mar, el descontrol de horarios desmedidos. 
Puse kilómetros de por medio a la tormenta de sentimientos y me aisle del mundo por unos instantes...
La necesidad de ti y fue lo que me otorgo el impulso necesario para coger las maletas y marchar rumbo a la desconexión. 
Fue lo que me hizo darme cuenta de la necesidad de cambios de rumbos, del estancamiento de la rutina, del no poder ser la única parte activa y abrí los ojos ante la necesidad de escapar de aquella espiral. Poner prioridad ante los sueños... sacar fuerzas no sé de donde y reprimir las lágrimas mientras te planteo tantas cosas calladas ante el por si acaso...
Me mantuve alejada, aguantando las ganas reprimiendo el deseo... pase los días bajo el sol acompañada del murmullo de las olas, olas de un bravío mar que parecía gritarme para asentar mis pensamientos. He visto la necesidad de esa estabilidad, de ese tú+yo más firme que nunca, o todo o nada, dejemos los grises de lado, para siempre.
A la vuelta me encontré con lo más importante, cambio de actitudes, hechos, deseos, ganas, sincronización... y que los días vayan pasando así, que se consuma el mes, ayúdame a fumarme los días, bajo pilas de apuntes al compás de los fuegos artificiales, bajo el arrullo de los conciertos, las atracciones y dame más días contigo, interminables, en los que tu risa siga latente junto a la mía.

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