domingo, 26 de septiembre de 2010

Primer domingo de otoño

Me gustan las dificultades por la sensación que provocan al superarlas, pero me parecen totalmente innecesarias en asuntos del corazón. Suena nuestra canción y en la calle cada vez hace más frío. Echaba de menos los domingos compartidos con amigos, y los buenos días saliendo de tu boca. Volver a sentir el roce de tus manos por mi cuerpo es la necesidad más urgentes de estos momentos. Ni si quiera son las nueve y ya es de noche. La rutina vuele a llamar a la puerta, pero el anhelo de que esta vez sea diferente aumenta por momentos. El vaso de leche caliente antes de dormir nunca cambiará, y ojalá vuelvan las horas  a tu lado antes de dormir. Que intensidad de los pequeños momentos se vuelva eterna. No vuelvas a soltarme de la mano, jamás.  

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