viernes, 10 de septiembre de 2010

Últimos días de verano. II





 

...de que ese era justamente el punto al que no quería llegar, que quería evitar por encima de cualquier cosa, pues esa perdida de... era sin duda la peor de las maneras de continuar.
Se asentó mi cabeza, de alguna manera se recargó de ideas frescas, quizás por aquellas palabras...


- ¿Te ha gustado el libro? - aún estaba sorprendida de que se decidiese a leerlo.
- Sí, está muy bien, tiene las cosas muy claras, como debe de ser se tenga la edad que se tenga.
- Pues si...

Que razón tenía.


Intenté hacer caso de mis pensamientos y lo logré por momentos, pero en otros he continuado totalmente bajo el abrazo del ¿miedo?...
Dejaré que me abrace la noche y las luces de la ciudad, engalanada de fiesta, me cieguen y absorvan mis pensamientos, al menos por un rato.



continuará.

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