miércoles, 22 de diciembre de 2010

Cuando echas de menos, aprendes que es lo importante.

Hoy no me he levantado en esa cama. Ni si quiera he visto esas cuatro paredes al abrir los ojos. Ya hace bastante tiempo que no lo hago, y hace bastante tiempo que mantengo un pulso amor/odio con este día. Tengo asumido que la vida cada vez golpea más fuerte, que por mucho que quieras, hasta ella tiene marcado un límite, un final, pero estoy totalmente en desacuerdo con la manera en que marca el final a ciertas cosas, y cuando pienso en ellas no puedo evitar echarlas de menos. Por eso, hoy echo de menos despertarme en aquella casa, la mesa camilla, con sus faldillas y el brasero, el olor a chocolate y el plato de churros en la mesa. Que suene el timbre, ir corriendo a abrir la puerta, con la cara sin lavar, las legañas pegadas a los ojos  y al segundo estemos los tres alrededor de la mesa peleándonos por quién se sienta en el sofá o quién se sienta en sus rodillas. Le echo de menos a él. Por mucho que no nos gustase pasarnos la mañana callados por estar viendo eso de la lotería, hoy 15 años  después sigo levantándome pronto para poner la televisión. Sé que a él le gusta que lo siga haciendo, aunque ya no estemos los cuatro, no haya chocolate con churros, ni estemos en esa casa.
Pero echar de menos todo esto, me ha enseñado a ver que es lo realmente importante de esta vida. Esos pequeños detalles que te hacen abrir los ojos, te hacen darte cuenta de que las personas que te quieren de verdad, cuando tienen que demostrártelo, lo hacen, da igual que haya kilómetros de por medio o que el agobio de la rutina sea el dueño de los días, cuando las necesito siempre están ahí y me enseñan que nunca sabes que va a pasar mañana por eso no merece la pena seguir desperdiciando minutos sin sonreír. Y que tú... aunque seas un cabezota, me saques de quicio y siempre te salgas con la tuya... aunque no te lo diga y yo también me ponga el escudo... me has enseñado muchísimas cosas. Que yo también necesito que estés bien, no  necesito esa parte que hay detrás de tu escudo, ni esa parte sin él, necesito esa mezcla que te hace mosquearte, que me hace rabiar, que me echa un pulso a la cabezonería y no para hasta que me saca una sonrisa. Necesito que seas tú, solo eso. Que ya no es lo mismo si no me cuentas las cosas y me haces darte cuatro voces o ponerte las cosas difíciles para hacerte reaccionar, ni es lo mismo si no estás ahí para reírte conmigo cuando me voy a dormir porque tengo hambre. Que no sé que voy a hacer contigo, porqué las gracias ya se me han quedado pequeñas, y que nunca te olvides de que nos quedan muchísimas noches bebiendo ginebra, que ya pulsé el botón de stand by, y dejaré atrás todo eso que no te gusta. Que es mejor vivir mirando estrellas. Gracias por enseñarme a hacerlo.

1 comentario:

  1. te quiero un monton y siempre voy a estar hay detras y delante del escudo,, porke eres una de las personas mas importantes en mi vida y pase lo ke pase siempre estare en el lugar de siempre..te quiero bichejo

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