sábado, 1 de enero de 2011

Nocuentos.

- Cuéntame un cuento...
- Venga a ver...
- Pero en serio...
- Érase una vez... una niña rubia...
- Ya te lo estás inventando...
- Quietita... la cuál vivía con su madre ...y le dice "¡ Nena ven ! llévale estos pastelitos a la abuelita, pero ten cuidado, ve por el camino bueno, que por el camino malo está el lobo"
- ¿Hay un lobo?
- Vale, la chica decidió desobedecer a su madre, y tiró por el camino más corto... el cuál es más peligroso, y el ambiente se convirtió en tinieblas, oscuridad, tristeza... y de la nada.. ¡ salió un gran lobo feroz ! chun chun, chun chun ¡ Caperucita ! ... y tomó la decisión de convertirse en abuelita, y esperar a caperucita roja, a que llegara pa'comersela 
- ¡ No ! ¡ se la comió a la abuela !
- No se la come... se queda en el armario... y en esto que llega caperucita roja.. - Hola abuelita ¿como estás? - Pues aquí hija aguantando el tirón - Huy abuelita pero que boca más grande tienes ¿ No? - Sí... ¡ es para comerte mejooooor ! 
- ¿Moraleja?
- La moraleja del cuento es... no te fíes de los desconocidos...
- ¿ Esa es?...
- Nunca... y yo soy un desconocido...
- Entonces no me fío de ti... 
- No...


 



- A mi me da igual lo que diga la gente tío... soy feliz, la gente que me conoce es feliz y punto...
- ¿ Tú eres feliz ?
- Muy feliz... demasiado feliz.


Existe un tipo de felicidad que solamente se manifiesta cuando dejas que los desconocidos te cuenten cuentos... el corazón comienza a funcionar a un ritmo diferente al de tu cabeza, y llegas a fiarte tanto de ellos, que lo único que te provocan es dolor.  Se convierten en tu día a día, en sonrisas y pequeños detalles que van ganándose esa parte de ti que nunca debieron conocer. Te atrapan de tal manera que llegan a ponerte una venda en los ojos... lo malo es que después no están ahí para ponértela en el corazón. Pero los cuentos forman parte del pasado. Les he cerrado las puertas. No quiero escuchar ninguno más. Prefiero conocer cosas nuevas, nuevas sensaciones, dejarme llevar por lo que me incite cada momento, cada circunstancia... sin  preocuparme del resto. No me importa lo que opinen los demás, no quiero seguir construyendo mi corazón a base de heridas sin tapar... Puede, que me esté equivocando, que esté escogiendo el peor de los caminos, que incluso hasta haga daño y me haga daño a mi misma. Pero me he cansado de necesitar vendas o tiritas que remienden las páginas rotas de mis cuentos. Ahora es el momento de los nocuentos. 

1 comentario:

  1. DIOOOS ERES GENIAL ALBY! JAJAJA
    es perfecto el niño sevillano este, pero lo que escribes tu mucho mas....
    te quiero!

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