miércoles, 31 de agosto de 2011

Tengo envidia.

De quienes son capaces de proponerse no caer en la tentación del chocolate y lo consiguen, de quienes son capaces de desconectar de todo, pensando solamente en si mismos, sin dejarse influenciar por los problemas, o por las necesidades del resto. Tengo envidia de quién con leerse un par de veces los apuntes no necesita estudiar mas, de quienes no necesitan más de ocho horas para dormir, y de a quienes los días grises no influyen en su estado de ánimo. Tengo envidia de quienes son capaces de olvidar de un día para otro, de quienes borran sentimientos de una forma tan rápida como un simple chasquido de dedos. Tengo envidia de quienes son capaces de superar los impulsos de hablar con esa persona, de quienes se sienten bien anteponiendo el orgullo a los sentimientos. Tengo envidia de quienes saben mantener bajo control los sentimientos y no los dejan fluir a no ser que sean situaciones especiales, de quienes sacan fuerzas de donde no las hay para seguir arriesgando sin importarles cuantas sean las veces que se golpean contra la pared o el fondo de una piscina vacía. Tengo envidia de quien no le importa que el todo se le esfume como el humo de un cigarro, sin que nada ni nadie se lo impida... y a pesar de todo sigue levantándose los 365 días del año con una sonrisa en la cara.




1 comentario:

  1. Hola! LLevo mucho tiempo leyendo este blog. Incluso lo tengo como una de mis páginas favoritas... Nunca me había parado a escribir ningún comentario, pero la verdad es que creo que te mereces unos cuantos. Me siento muy identificada con muchas de las entradas y me parece que escribes genial.

    Un abrazo!

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