miércoles, 8 de agosto de 2012

Armas de doble filo.


Fluyen. Brotan. Embellecen. Agradan. Halagan. Llenan. Surgen. Queman. Duelen. Alegran. Llegan. Llenan... Pero igual que todo aquello de lo que abusamos, cansan. Llegan a saturar de tal manera que llegan a aborrecerse. Son armas de doble filo. Y estoy realmente cansada de ellas. De que a lo largo de mi vida hayan sido un flujo continuo que excasas personas han llegado a transformar en hechos o actos. Me he cansado de ellas. De las palabras. De sus idas y venidas, de su desgaste, de sus puñales, sus heridas sin cicatrizar... De lo fácil que es decir y no hacer. Si realmente algo importa, hazlo, demuéstralo, no te conformes con decirlo y adornarlo con sutiles palabras que no son más que píldoras envenenadas. 



3 comentarios:

  1. Pues si, estás en lo cierto, pero es que el significado de una palabra no es igual para todo el mundo, y a veces se usan con demasiada ligereza sin darse cuenta de todo lo que lleva unido.

    Un abrazo, y este si es de verdad

    ResponderEliminar
  2. Me encanta como escribes, estoy empezando un nuevo blog. Si quieres me visitas y me sigues vali cielo!? un besito :)
    http://elblogdedimequemequieres.blogspot.com.es/

    ResponderEliminar
  3. Me ha recordado a una situación que he conocido hace muy poco tiempo. Tienes toda la razón, por mucho que uno quiera al final de alguna manera, termina haciendo daño.

    ResponderEliminar