sábado, 17 de noviembre de 2012

y quizás, con él, alejarme yo también.





Es verdad que durante diferentes etapas no he tenido claro por donde tirar, porque no he sabido, y sigo sin saber, que quiero en realidad. Digamos que es como si tuviese varias opciones, y todas ellas estuviesen mezcladas entre si, con casi los mismos pros y contras.
Una de ellas, no es nueva, puede que hace ya bastante tiempo hubiese hecho bien tomando la decisión de tirar la toalla y olvidarme. Dejar paso al tiempo, dejar en sus manos mis heridas y que a medida que fuese avanzando me hiciese quedarme solo con lo bueno.
Otra de las opciones es decidirme y dar un paso más, pero sé que me sentiría como si estuviese dando un paso en falso, ya que soy consciente de que no aguantaría muchas de las cosas que ese paso implicaría, no van conmigo y mucho menos es lo que quiero, aparte, de que al dar ese paso, estaría poniendo todo en riesgo, aunque es verdad que eso tampoco supondría demasiados cambios con la realidad, ya que sería perder todo, quedarme sin nada, y sin haberlo dado, estoy en la misma situación, no tengo nada. Pero a la vez, ese riesgo de perder todo, supondría un alivio y despejaría todas mis dudas, dejándome muy claro que no hay de donde tirar.
Y otra opción, es de una vez por todas, ponerme en mi lugar. No dejar que nada me conmueva y no permitirme el hecho de actuar como una marioneta. Aprender a no ser nada y a no correr a curar heridas que no me incumben, que yo no he creado y para las que llevo tejiendo vendas durante demasiado tiempo sin que eso se valore. Han sido demasiados minutos lo que he sido incapaz de actuar de ese modo, creo, que ha sido lo único que en toda mi vida ha sido capaz de superar mis propios límites, lo que en más ocasiones me ha hecho caer totalmente destrozada, pero a la vez me ha hecho sacar fuerzas de donde no las tenía.
No puedo decidirme por nada. Aún no. Todo está demasiado reciente. Me duele y no puedo evitarlo, si tomase ahora una decisión sería bajo los efectos de la decepción, aunque en realidad no sea nada nuevo ni nada que me sorprenda, pero siempre he recibido jarros de agua fría cuando estaba dando lo mejor de mi y el dolor puede llegar a alcanzar límites que solo me empujen a abandonar, y aun dudo de si es la mejor de las opciones.
Prefiero mantenerme al margen para evitar enfrentamientos que puedan romperme más aun. Prefiero quedarme con el vacío, dejar que pase el tiempo y quizás, con él, alejarme yo también. 


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