miércoles, 12 de diciembre de 2012

La enormidad donde nadie oye mi voz.

Hace un tiempo, escribí esta entrada "castillos" , y a día de hoy, me reafirmo en mis palabras. Sigo pensando, que sin una buena base es imposible que algo tenga la suficiente fuerza como para soportar todo el peso que supone el día a día...
Si una base es buena, está bien constituida,  aparte de ser resistente a cualquier tipo de golpe, y fortalecerse con ellos, no duele, y solamente te conduce hacia lo bueno...
Es verdad, que ya hace bastante tiempo que debería haber aprendido, que lo bueno no atrae, que cuanto más peligrosas y arriesgadas son las situaciones más llaman la atención, más enganchan, pero por mucho que lo intente, creo que jamás lograré entenderlo, ni acostumbrarme...
Puse la base, y la he mantenido durante cierto tiempo, no diré bastante, porque es verdad que nunca nada será suficiente... todo lo que haga se me quedará corto, me sabrá a poco, porque sería capaz de llegar a darlo todo. Pero esa base... se ha ido desintegrando, ¿hasta que punto es "sano" mantener una actitud si no se recibe nada positivo a cambio? ¿dónde está el límite para seguir luchando por algo que no compensa tu esfuerzo? Si tengo que pasar página y mantener mi mirada en la polvareda que levanten los escombros al caer todo, sé que por muy mal que lo esté pasando, y por mucho que me cueste, acabaré consiguiéndolo... Aceptándolo. Mientras tanto, me abrazaré a los buenos recuerdos poniéndoles banda sonora.


  

No hay comentarios:

Publicar un comentario