jueves, 21 de febrero de 2013

Heridas abiertas.

Hay ocasiones, en las que la vida te ofrece nuevos caminos. Eso hace, que comiences a creer que el tiempo te ha ayudado a olvidar. A curar heridas y decides darte una oportunidad. Vas bajando el escudo. Cedes. Incluso más de lo que deberías. Hasta te atreves a dar algún paso sin pensar en que puedes volver a tropezar con el mismo tipo de piedra. Y cuando sucede, cuando no hay ningún manto de algodones y te das de bruces contra el asfalto, es en ese momento cuando descubres que no. Que no solo no se han cerrado las heridas, sino que se han vuelto a abrir. Que son tan profundas, que de nuevo el dolor es insoportable. Vuelven los miedos los fantamas a susurrar cada noche bajo las sábanas y la inseguridad se vuelve parte de la rutina diaria. No quiero más golpes. No estoy preparada para revivir historias que alguien ya coronó.

1 comentario:

  1. Que gran razón tienes, me siento identificado!
    Pero lo mejor de todo esto es volverse a levantar tras haber caido!

    ResponderEliminar